jueves, 23 de mayo de 2019

El barco del amor



Es difícil hablar de una película como FIDELIO, L'ODYSSÉE D'ALICE sin tener que sortear ciertas cuestiones formales, y al mismo tiempo no caer en ridiculeces de la corrección política de estos días. Lo digo porque el debut en la dirección de Lucie Borleteau es un compendio de folleteos y exhibiciones por parte de la actriz Ariane Labed, que sin embargo consigue transmitir las muchas contradicciones de su personaje, una ingeniera que es llamada para sustituir a un hombre muerto en extrañas circunstancias. Quizá sea lo que nos choque que se trate de una mujer joven y atractiva que toma sus propias decisiones y dispone de una libertad sexual normalmente atribuida a los hombres. Su periplo en el Fidelio le hace encontrarse con el comandante, con quien tuvo una apasionada relación años atrás, mientras su pareja, un dibujante noruego, se pone en contacto con ella a distancia, sin sospechar que las noches de Alice vuelven a estar ocupadas. Lo mejor del film, sin embargo, es esa indecisión formal, que la aleja de un género reconocible, y la incluye en una especie de cuaderno de bitácora romántico-sexual de Alice, incapaz de ser fiel, pero también de atribuirse una conducta inadecuada. Ello hace que su personaje sea de todo menos plano, pero el resto de lo que se cuenta, incluida la aburrida semiinvestigación acerca del fallecimiento del ingeniero, impide que el nivel general pase de un aceptable y aséptico viajecito a bordo de un carguero donde el alivio a la soledad llega del lugar y la persona más inesperados.
Normal, se ve y ya está.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!