jueves, 16 de mayo de 2019

Las buenas intenciones



Las buenas intenciones no bastan en un mundo cuyo sentido del bien y la justicia depende en gran medida de la capacidad de mirar a otro lado o deslizar la basura bajo la alfombra. Ser una persona que realmente ayuda al prójimo no está bien visto, porque siempre subtace la duda de cuál será la culpa del desvalido. En BEATRIZ AT DINNER, el realizador Miguel Arteta, de largo recorrido televisivo, emprende un modesto y bienintencionado acercamiento al choque e incomprensión inevitables entre clases sociales totalmente contrapuestas cuando esas buenas intenciones hacen que se crucen y queden expuestos sus inencontrables puntos de vista. La excusa es el personaje de Beatriz, correctamente interpretado por Salma Hayek, una especie de "sanadora total", que domina multitud de campos de la medicina natural y que presta servicios a una acomodada familia, después de haberlos ayudado con su hija, enferma de cáncer, por lo que le están muy agradecidos. Beatriz es invitada a quedarse a la cena que la anfitriona ha preparado para el jefe de su marido y otro empleado, porque su coche no arranca y tardarán en venir a recogerla. A partir de ahí, todo se desarrolla en base al choque entre esta mujer, humilde y amante de los animales, y un grupo de personas que no parecen tener otras preocupaciones que ganar dinero con la especulación inmobiliaria y alardear de ello. Podría haber salido una película mucho mejor de todo esto, pero la timidez formal y dialéctica de Arteta encorseta a sus personajes, cuando no directamente los banaliza, y lo único salvable es el correcto trabajo de los actores y actrices, destacando al gran John Lithgow, uno de esos actores por los que no parece pasar el tiempo y que es quien termina por apoderarse de todo el protagonismo desde un personaje cínico y despreciable, precisamente el tipo de persona demasiado acostumbrada a que todo el mundo le dé la razón por todo.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!