lunes, 18 de marzo de 2019

Quítate tú pa ponerme yo



Deslumbrante en lo técnico e intrascendente en lo puramente narrativo, SPIDER-MAN: INTO THE SPIDER-VERSE fue la película que se llevó el oscar a mejor film de animación, y con la controversia que suele conllevar dicho galardón cada año, yo sólo he visto muy por encima a la maravillosa ISLA DE PERROS, aunque no estoy seguro de que ésta se pueda considerar puramente como animación, claro. Esta película son dos horas de libertad creativa, como digo, en una técnica de animación que intenta fusionar lo mejor del trazo manual con la potencia del digital, y que tímidamente entronca con cierta tradición del cómic más inteligente, el que desbanaliza a sus personajes y les llega a inquirir sobre su propia naturaleza de ser de ficción. Desde luego esto no es Alan Moore, ni siquiera Grant Morrison o Neil Gaiman, y eso que en el extenso devenir del trepamuros hay prácticamente de todo donde escarbar, pero al menos hay un refrescante tratamiento fractal en la idea de los multiversos, que no es nada nuevo, pero aquí queda plenamente justificado para la gozosa exhibición de personajes, que al final es lo más creativo. La historia en sí es más conservadora de lo que parece, y sus parámetros son clásicos, pero al menos se respeta el espíritu lúdico de un Spiderman al que, por mucho que le cambiemos la cara y el traje, nunca deja de ser nuestro "amistoso vecino". Es una buena piedra de toque, y un filón creativo al que habrá que estar atentos, porque me parece que puede deparar gratas sorpresas, depende de qué tenga en mente Sony, claro...
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!