jueves, 28 de marzo de 2019

La película de nuestras vidas



Declaraciones de amor al cine hay muchas, una barbaridad, diría. Que hagan que nos enamoremos también nosotros, un poco menos, incluso apenas. A Zoe Berriatúa le sobra entusiasmo, magnitud de enamorado, filigrana proveniente de la palpitante víscera; tan sólo le falta tocar las teclas como un virtuoso, que son los únicos capaces de emocionar incluso desde la frialdad ejecutiva. EN LAS ESTRELLAS es su último trabajo y resume a la perfección a un cineasta al que se le intuyen grandes ideas pero al que aún habrá que seguir esperando como creador total y completo. Nominada tan sólo al Goya a mejor música original, está contada desde el punto de vista de Víctor, una especie de fantástico y fantasioso pordiosero que sobrevive junto a su hijo de nueve años, Ingmar. Y no es casual el nombre del chaval, pues Víctor vive por y para el cine, y todo en su vida se mueve según el cine, solo que, visro desde fuera, Víctor parece poco más que un desequilibrado alcohólico, incapaz de cuidar de su hijo y con la losa de la añoranza de su mujer desaparecida. Lo mejor del film es el arrojo de Berriatúa para conjugar el drama social con la fantasía pura, desprendida de los descabellados relatos que intentan mitigar una desolada realidad, con algunos momentos bellamente rodados y que remiten directamente a Méliès y su iconografía. Sin embargo, al arañar la verosimilitud se esfuman las expectativas y queda un film entretenido pero presa de sus insoslayables altibajos, y ni siquiera logra salvarlo un Luis Callejo que sigue demostrando que es un actorazo capaz de engrandecer cualquier personaje que le echen, y éste no es precisamente fácil.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!