miércoles, 6 de marzo de 2019

O cinema ao lado #13



En portugués, "colo" significa "regazo". No es casual, pues, conceptualmente, Teresa Villaverde postra a sus personajes ante la última situación, la más desesperada, quizá buscando la gracia del descanso que se encuentra en ese regazo maternal del que tantas veces se carece. COLO es el film más radical y afrentado de esta directora lisboeta de ya larga carrera, una especie de cruce entre el estructuralismo de Jaime Rosales y el nihilismo del primer Haneke, que por momentos roza lo bressoniano y siempre intenta ir un paso más allá en su personalísima visión de un estado de las cosas desalentador. Con el ruido de fondo de una crisis económica en forma de termita emocional, Villaverde apoya todo el relato en el vórtice creado en el seno de una familia aparentemente normal (padre, madre e hija al borde de la mayoría de edad), pero que se hunde a cada paso dado, sin que podamos atisbar algún tipo de redención o esperanza. No tan cruda como EL SÉPTIMO CONTINENTE o LA SOLEDAD, sí que es posiblemente el más certero aldabonazo que el cine luso ha legado recientemente como daguerrotipo de un momento en concreto (esa crisis de la que lentamente se va recuperando), a modo de testimonio insoslayable o mitocóndrico emplasto que parece dar vueltas alrededor de la nada, como sus desorientados personajes, cuando en realidad el movimiento es de caída irrefrenable hacia el embudo de la miseria. Una película difícil de ver, por su ritmo cansino y larga duración, pero que se hace necesaria como reflexión, mucho más como la lección de vida que no pretende ser y acaba siendo. A mí, personalmente, me ha servido como gran colofón a un repaso francamente estimulante por una cinematografía que tenemos aquí al lado, aunque muchos no quieran verla...
Saludos.

No hay comentarios:

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!