martes, 5 de marzo de 2019

La clase de Lubitsch #6



El último film que Ernst Lubitsch filmó en 1918 fue nada menos que la adaptación de la más famosa obra de Prosper Mérimée. Esta CARMEN (se presume que existen unas treinta versiones cinematográficas más o menos fieles) se aferra al texto original con sorprendente veracidad y redunda en el delineaje de la mujer fatal que es esa gitana cigarrera, de la que se decía que era el mismo diablo, por la destructiva manipulación que ejercía sobre los hombres. Era 1918, claro, y eran los estudios de la AG, claro, y aun así es capaz Lubitsch de remontarnos a la abigarrada Sevilla de principios del XIX, sin grandes alardes pero también sin errores gramaticales remarcables. Y de nuevo es Pola Negri, aquella enigmática judía polaca, la que se contonea y mira con una mirada que puede ser la última, y la que pone el acento justo de exotismo y eternidad en una historia en sí eterna, que hablando de cuatro anécdotas jurisprudencia todo un universo, donde las mujeres mandan, por mucho que terminen también sucumbiendo. Se permite incluso Lubitsch un amago de corrida de toros, de las de entonces, cuya inventiva solventa sin necesidad de toro ni nada... Ya sólo por eso merecería sacarlo a hombros, maldita sea...
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!