viernes, 8 de marzo de 2019

Un fuego tan frío



Ramón Salazar es un director paciente, y lo es tanto en la cadencia de sus entregas, y cómo ha ido gestionándolas con el tiempo, como en lo atemperado, rozando lo extático, de su último film, en el que se cruzan referencias tan potentes como Bergman, Cassavetes o el Altman más incómodo. Aparte de que me viene que ni al pelo en un día como hoy, LA ENFERMEDAD DEL DOMINGO es un film áspero, moroso, opresivo hasta lo disgustante, y todo es apresado por un guion magníficamente tozudo, pero sobre todo por dos actrices superlativas y que cargan con el extraordinario peso emocional de esta historia de reencuentros indeseados y rencillas que bordean el exorcismo vital. Con un arranque magníficamente rodado, Salazar nos presenta a Anabel, una mujer ya madura y de estatus social elevado, que recibe la visita de su hija Chiara, a la que abandonó cuando sólo tenía ocho años, pidiéndole una única cosa antes de no volver a verla jamás: que pase diez días con ella en su casa, situada en un apartado rincón de Francia.
La película tarda en decidirse sobre qué dirección tomar, lo que juega en su contra al ralentizarla en demasía, pero va encontrando pequeños asideros en los silencios, miradas y un juego dialéctico parco pero cargado de intención. Y evidentemente están dos impresionantes actrices, una Bárbara Lennie que ha cuajado un año impresionante (sorprendentemente sin reflejo en los Goya) y Susi Sánchez, actriz de largo recorrido como secundaria y que borda un personaje que parece alborde del abismo de unos fantasmas que la han acompañado toda la vida. Su Goya como mejor actriz ilustra esta película de actrices y este día de mujeres. Felicidades a todas.
Saludos.

2 comentarios:

JLO dijo...

la verdad que el guión es muy simple pero a la vez muy interesante... y si decís que ellas están muy bien aún mas ese interés... saludos...

dvd dijo...

Lo mejor son las dos actrices, prácticamente lo único verdaderamente interesante de la película.

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!