lunes, 4 de diciembre de 2017

Manual de lucha y libertad #1



Hace escasamente cuatro meses desaparecía uno de los nombres fundamentales de esta castigada cinematografía que es la nuestra, a veces tan ajena a las miradas más libres e insobornables. El más importante, y curiosamente por ello el menos reivindicado por la "oficialidad", pero sí por cada nueva generación, fue Basilio Martín Patino. Un cineasta de un talento tal que nunca se pareció a nadie, ni nadie pudo parecerse a él; imitarle sí, reverenciar su cine sí, como el jovencísimo Víctor Erice que en 1960 aparecía en los títulos de crédito de TARDE DE DOMINGO como script. Se trata de un trabajo de prácticas de un director en ciernes en la vieja Escuela de Cine de Madrid, pero incluso en un film-boceto como éste (gran parte de su metraje carece de banda sonora) pueden ya rastrearse algunas de las claves que habrían de definir toda la obra del director salmantino. La enigmática deriva de una joven que deambula por su solitaria casa en un Domingo empleado por todo el mundo para organizar fiestas o salir de paseo, parece casi un extraño acto de resistencia pasiva, casi fantasmático, y orquesta un contraste brutal entre los interiores desnaturalizados y el costumbrismo bullicioso de las calles, convirtiéndose en un certero retrato de seres y pareceres de la grisólea España de aquellos años. Una pequeña joya de nuestro cine, una obra de apariencia ínfima pero con un mensaje insólitamente contestatario y revulsivo.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!