viernes, 29 de diciembre de 2017

Pequeños terremotos



THE DAUGHTER es una producción australiana del pasado año que, pese a la buena acogida en su país de origen, pasó totalmente desapercibida en otros mercados, llegando a estrenarse en Europa casi un año después. Y ello aun contando con un estupendo puñado de actores y actrices, que suponen el punto fuerte del film, pero que no logran elevar una anodina puesta en escena y un guion que parece remitir directamente a esos amargos dramas nórdicos, en los que los secretos familiares acaban por estallar y dejar al descubierto algunos "cadáveres en el armario". La premisa principal del guion, escrito por el propio Stone, comienza con el cierre de la fábrica que ha sido el motor económico de una pequeña población durante varias generaciones; el dueño, que no tiene en quien delegar antes de su retirada, va a casarse con su joven ama de llaves y sólo piensa en su definitivo retiro, pero esta decisión costará muchos puestos de trabajo. Entre ellos está un hombre que vive junto a su mujer, su padre y su joven hija, y que se reencuentra con el hijo del dueño, que ha llegado desde Estados Unidos para asistir a la boda. Es este encuentro entre dos viejos amigos, aparentemente banal, el que provoca una serie de reacciones inesperadas, que terminan por desenterrar una repugnante verdad que los llevará a todos hacia una inesperada catástrofe. El reto de Stone es narrar todo esto con la mesura e ineligencia suficientes para no caer en la intrascendencia; y aunque por momentos lo consigue, THE DAUGHTER suena a ya vista, a esos films que ofrecen mucho y dan bastante menos, y ni siquiera su truculento final es capaz de noquear al espectador, rozando en algunos momentos incluso el burdo enredo telenovelesco. Lo mejor, sin duda, el magnífico trabajo de nombres como Geoffrey Rush, Sam Neill, Miranda Otto, Ewen Leslie o Paul Schneider.
Curiosa, pero no se pierden nada si no la ven.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!