miércoles, 27 de noviembre de 2013

No miren al mayordomo



Poco antes de abandonar su Inglaterra natal, a Alfred Hitchcock aún le dio tiempo a filmar algunas de sus mejores obras de este periodo, o al menos las que ya mostraban a un director capaz de combinar la intriga criminal con su personalísimo sentido del humor. Posiblemente sea YOUNG AND INNOCENT, de 1937, una de las más divertidas y/o desprejuiciadas, con una figura femenina (la celebérrima Nova Pilbeam) haciendo de joven intrépida que tendrá que debatirse entre lo que dicta la evidencia y lo que siente en su corazón. El asunto es turbio y con múltiples puntos oscuros: una mujer aparece muerta en la playa y un joven la encuentra, pero dos testigos aseguran que se trata del asesino al confundir su búsqueda de ayuda con una precipitada huida. El joven será detenido y acusado, pero los laxos procedimientos de la policía local propiciarán su huida, con el propósito de investigar y llegar a descubrir quién es en realidad el asesino. Con la única ayuda de la susodicha, que a más inri resulta ser hija del jefe de policía, llegarán a un sorprendente desenlace mientras los sentimientos terminarán por aflorar entre ambos dos. Rodada en Pinewood, el ambiente costero está bien recreado y los actores denotan elegancia y gran profesionalidad, destacando la pareja formada por Pilbeam y un joven Derrick de Marney. Además, como no podía ser de otra manera, el McGuffin sobrevuela esta historia de falsos acusados en forma de "guiño" al espectador, y nunca mejor dicho que en esta ocasión. Una estupenda película para quien desee adentrarse en la segunda etapa de la primera etapa de Hitchcock... no sé si ha quedado claro...
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!