lunes, 11 de noviembre de 2013

Tú eres sólo huesos



En una fatídica carambola, en apenas una semana se han ido para siempre dos grandes actrices que no en pocas ocasiones compartieron escena. Si hace siete días mencionábamos aquí a Amparo Soler Leal, otra Amparo, Rivelles, nos dejaba un extenso legado fílmico a caballo de nuestro país y México, donde tuvo una larga y fructífera carrera. Y, por poner un ejemplo, me he acordado de una estupenda película de esas que aquí tanta tradición han tenido y cuyo género queda expuesto como "comedia negra". EL ESQUELETO DE LA SEÑORA MORALES es una aguda crítica hacia el excesivo puritanismo religioso que aquí en España llevamos sufriendo ya demasiado tiempo. El excelente y finísimo guion firmado por Luis Alcoriza nos presentaba un matrimonio abocado al desastre; él, Pablo, es un taxidermista alegre y sin prejuicios, amigo de sus amigos (sobre todo en tabernas) y con una jovialidad que lo hace popular entre los más pequeños; ella, Gloria, es el vivo retrato de esa mujer sufridora y más pendiente de las apariencias que de disfrutar su propia naturaleza. Un matrimonio que se va convirtiendo en un infierno repleto de calumnias por parte de una mujer amargada que no sabe vivir si no es amargando a quien tiene al lado y cuyo único solaz lo componen las absurdas visitas de un estricto cura español y su cohorte de beatillas.
Con un tono muy cercano al mejor Rafael Azcona, esta oscurísima comedia sugiere más de lo que muestra, y más de uno podría verse reflejado en esas osamentas vivientes, puesto que el oficio de Pablo no es casual, su apego a la vida más carnal obtiene su reverso tenebroso de las múltiples figuras que le recuerdan que lo que no disfrute uno en esta vida difícilmente podrá hacerlo en otra. Un título mítico de la filmografía mexicana, no tan trascendental como pudiese serlo Buñuel, pero con la ventaja de no tener las restricciones habituales de la censura, como lo atestigua su ataque frontal a la iglesia católica. Así como notables son las interpretaciones de Amparo Rivelles y, sobre todo, un inspirado Arturo de Córdova.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!