viernes, 1 de noviembre de 2013

El espejo roto #5



Una mujer se despierta entre sudores fríos e intensos dolores de cabeza; está sucia, atada a una silla, y a su alrededor ve un montón de pastillas por el suelo. Cuando logra zafarse comprueba que está en una casa, pero no se acuerda de nada, ni siquiera de su propio nombre. Hay fotos de niños, un calendario con días tachados... Todo parece estar en orden, pero la televisión emite una extraña señal, un signo blanco sobre fondo negro con un leve zumbido de fondo. Al bajar las escaleras, la mujer se encuentra con varias pantallas más con la misma emisión. Sale a la calle. Hay gente, pero su actitud es aún más extraña; en lugar de pasear o hablar, se dedican a grabarla con sus teléfonos móviles. Entonces llega un coche del que sale un encapuchado con un rifle y la mujer sólo podrá correr para salvar su vida mientras, como si de una macabra maratón se tratara, los viandantes se colocarán a ambos lados del camino, grabándola.
Contar algo más de White bear, el segundo capítulo de la segunda temporada de BLACK MIRROR, además de desvelar datos que, sin ser definitivos, restarían interés a una trama que no cesa de desdoblarse, nos privaría de disfrutar de esta perversa distopía que nos embarca en una especie de sangriento reality show donde nada es ni siquiera lo que parece. Aquí el efecto de muñecas rusas adquiere una dimensión que, llegado el momento, parece no acabar nunca, y que más que la sorpresa tras otra sorpresa, lo que Brooker parece querer decirnos muy entre líneas es que seamos nosotros quienes pongamos el límite que deben tener las cosas, incluso la verdad, incluso la justicia. Con un pie en algunos productos recientes como THE PURGE o YOU'RE NEXT, White bear es infinitamente más compleja, contiene algunos retazos de humor absurdo (¡qué grande es Michael Smiley!) y, además, lo hace todo en la mitad de tiempo. De lo mejor de toda la serie.
Saludos.

1 comentario:

David dijo...

Pues a mí este episodio no me convenció tanto.. No sé... Voy a ver qué dices del siguiente.

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!