jueves, 20 de junio de 2013

El espejo roto #3



El tercer y último episodio de la primera temporada de BLACK MIRROR, The entire history of you, se resume en la máxima impuesta por Philip K. Dick en sus mejores obras: la tecnología no puede ser controlada en la misma forma que la carne lo es. Esto, explorado en cine en profundidad por cineastas como David Cronenberg, supone un reto para un segmento de apenas cincuenta minutos y que, sorpresivamente, no basa en absoluto su mayor logro en una pastosa exhibición de efectos y "campanillas", sino en la lograda pesimización de su discurso, que la lleva de la sorna pretendidamente snobista a un giro final que extrae vetas de emoción sin eludir jamás su extraño concepto de complejidad. Sí, el asunto es complejo de digerir, pero no por su dificultad o enrevesamiento, sino porque nos cuesta admitir que lo que estamos viendo en pantalla es calcado a lo que nos ha pasado a nosotros mismos; con una diferencia: nosotros aún podemos disfrutar de cierta privacidad, mientras que, más allá de esclavo de la tecnología, The entire history of you marca sin compasión a sus personajes a vivir en un limbo causal que no es "este mundo" ni el otro, el virtual, sino una nada compuesta de imágenes y sensaciones que provienen de un pasado que ni siquiera se puede estar seguro de si existió. Una paradoja terrible que además está narrada con fluidez e interpretada con solvencia. Sin buenos ni malos, la primera temporada de BLACK MIRROR supone una experiencia intimidante para quienes llevan décadas con el pensamiento preestablecido en pautas reconocibles; para el resto, los inconformistas, los exigentes y los que saben que la letra siempre entró con algo más que sangre, esa aburrida dicotomía, salvavidas de mediocres, es reemplazada por una profunda reflexión en tiempo presente, el único tiempo que existe, el más excitante, el mejor...
Saludos, si es que aún estamos aquí...

3 comentarios:

Santiago Bullard dijo...

Pues nunca había escuchado hablar de Black Mirror, pero si amerita menciones de Philip K. Dick y Cronenberg, asumo que vale la pena, ¿no? (aunque seguir el ritmo del indéfilo, película tras película, es francamente imposible).

Fuerte abrazo, compadre. Y saludos en casa.

dvd dijo...

Qué alegría leerle, compadre... No tenga en cuenta a Mr. Lombreeze, que desde que lo han hecho jefe está perdiendo la cabeza. Esta (mini)serie es estupenda, está bien hecha, es original y apunta a donde más duele. Viene a ser una puntiaguda crítica al uso y abuso de las nuevas tecnologías y a la deshumanización de las sociedades que las abrazan como a dioses. Magnífica, y además son tres episodios que se ven en una tarde; este año se ha estrenado la segunda temporada, pero aún la tengo pendiente.
Un fuerte abrazo de tu sobrina política, que ayer terminó el cole... Salud, compadre!!!

Santiago Bullard dijo...

Pues entonces ni modo: va a la lista. Y después formaré mi criterio acerca de la segunda temporada, o la tercera, o las que caigan.

Por cierto, ni idea de lo que ha dicho Lombreeze sobre esta serie (comprenderás que estoy un poco desactualizado), pero asumiré que tu consejo es el bueno, jaja. Y nada, mandale un beso a mi sobrina.

Un abrazo, compadre!

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!