sábado, 25 de mayo de 2013

El borracho



La imagen es tan poderosa como devastadora: una ventana filmada desde fuera de la que cuelga una botella de una cuerda; de repente, una mano nerviosa busca la cuerda, iza la botella y estamos dentro del apartamento, pero apenas el hombre destapa la botella y la mira con deseo febril, es interrumpido por unas voces y su expresión torna a un fastidio desesperado. Así describió magistralmente Billy Wilder el día a día de un alcohólico irredento en THE LOST WEEKEND, probablemente el más crudo y certero retrato de la adicción a la botella jamás filmado. Ray Milland (un actor que debo confesar que nunca ha sido de mi gusto) da vida a Don Birnam, uno de esos millares de escritores sin páginas realmente escritas y que ahogaban la frustración de su fracaso en litros de alcohol. Ésta podría haber sido otra historia de borrachos, de perdición, fracasos, mujeres enamradas de fracasados y barras de bar, pero a mí me parece sobre todo un magistral tratado sobre el tiempo, tiempo que pasa pastoso y comprimido, un tiempo en el que no pasa nada y que da la espalda al Hollywood de las consonantes y las pautas bien marcadas. Wilder coloca excepcionalmente dibujado a Birnam frente a un camarero que se sabe verdugo, que le sirve la copa a regañadientes; el whisky hasta el borde, tembloroso, como si cada gota que se pudiera derramar fuesen trozos de vida que se escapan. Tiempo. THE LOST WEEKEND es el descenso a la mierda, no a los infiernos, y es el triste devenir de un hombre reducido a la nada, porque nadie puede ayudarle y él no quiere ayuda. Una manera de suicidarse como otra cualquiera, entre el placer y el dolor, pero que al durar más tiempo intensifica el dolor producido a su alrededor. Nunca el sonido de una botella vacía había sido tan terrible...
Ya lo dijo Chinaski: "... el borracho sabe..."
Saludos empapados.

5 comentarios:

miquel zueras dijo...

Una película inolvidable, tremenda la escena de la alucinación viendo La Traviata y cuando Milland intenta empeñar su máquina de escribir.
La vi por primera vez cuando vivía en México. Me gustó su título mexicano: "Página en blanco".
Saludos. Borgo.

David dijo...

Peliculón, sí.
No sabía que el título mexicano fuera ese... pero se acercaría más a una crítica que leí que decía que la peli no iba sobre el alcohol (que sí), sino sobre la incapacidad y el miedo de aceptar la mediocridad por parte del protagonista cuando todos creen que puede ser más... El "gran escritor" que sabe que no lo es y por eso... Un poco lo que le pasa al compositor de Bésame, tonto...que tiene como ídolo a Beethoven pero compone canciones para Dino...La argumentación no es mía, que ya digo que la leí en un librito sobre Wilder, ¿eh? Pero me hizo gracia.
De crío me impactó más la de Edwards... tendría que revisar las dos...pero supongo que son igual de buenas.

Mister Lombreeze dijo...

Buenísima.
Yo me quedo con la escena de la lámpara.
David, no, ésta es mejor, pese a que la de Edwards tiene un final mejor.

Anónimo dijo...

Sí que lo que es. Por citar otra escena memorable, el convincente. delirium tremes. Pero como se trata de "hasta el agua de los floreros", yo me quedo con la de Edwards, la imagen de los créditos iniciales es de antología. El final también.

dvd dijo...

Las dos son muy buenas, pero esta es, además, terrorífica. Y es que Ray Milland está hasta de oscar...

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!