sábado, 4 de mayo de 2013

Fondo de aire negro



En diferentes ocasiones he manifestado mi admiración por el cine de Philippe Grandrieux. Lo hice a propósito de su primer y fascinante largometraje, SOMBRE, y este sentimiento no ha hecho más que crecer a medida que he ido descubriendo su poderosa obra. La lástima es lo poquísimo que este cineasta y videoartista se prodiga (cuatro films en quince años, el último estrenado este mismo), lo que me ha obligado a extender el tiempo para comentar sus películas; algo que, al menos, me ha dado la suficiente perspectiva para analizar con calma al que, en palabras de quienes han visto su último trabajo, WHITE EPILEPSY, es el cineasta que mejor ha filmado la oscuridad. En LA VIE NOUVELLE, su segundo film, el mismo extraño temblor recorre unas imágenes que nos sitúan en un lugar que es reconocible y marciano al mismo tiempo; Bulgaria, Sofía, aunque todo se encuentre tan exhaustivamente comprimido que queda reducido a unas habitaciones que contienen cuerpos silenciosos, ambulantes o estáticos; unos cuerpos que poco a poco irán perdiendo sus trazas de humanidad, dirigiéndose hacia una animalidad que está perfectamente representada en su brutal final, que por supuesto no desvelaré. Sin ningún tipo de simpatía por lo que está contando, Grandrieux narra la enfermiza obsesión de un joven norteamericano (¿de vacaciones? ¿cuáles son sus intenciones en un sitio tan apartado?) con una enigmática prostituta (una bellísima esfinge llamada Anna Mouglalis) que es el reflejo del siniestro mercado de la carne en Europa del Este. Esto podría haber dado lugar a un plomizo ejercicio de ese desfasado cine de denuncia, tan bienintencionado como inofensivo, pero que en la mirada de este heredero directo de David Lynch es revelador y descorazonador al no dejar un solo resquicio a la esperanza. Estos personajes (todos y sin excepción) saben que no pueden escapar a ningún sitio, que su destino está marcado a corto plazo, por eso todos, las prostitutas, pero también los chulos y los camellos, se quedan pasmados ante la actitud del joven, desubicado en un mundo que no es el suyo, y le insisten para que se marche cuanto antes. LA VIE NOUVELLE, sin llegar a la excelencia de SOMBRE, es (también) una experiencia sensorial de primer grado, un desasosegante paseo por el infierno de la mano de uno de los directores actuales más interesantes y que, por supuesto, sigue inédito en España. Así que sigan hablando de cultura en los grandes salones...
Un nuevo saludo.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!