sábado, 14 de enero de 2012

Por el alambre



Que FLOWERS IN THE ATTIC es una película realmente extraña es algo en lo que mucha gente está de acuerdo inmediatamente después de verla, y que se ha amplificado a medida que ha ido pasando el tiempo (este año se cumplen 25 de su estreno). La denominación "terror gótico" es la que mejor se adecuaría a una narración claustrofóbica, con notables patinazos de ritmo y mucha más mala baba de la que podría presuponérsele; tengamos en cuenta que a finales de los ochenta la corrección política era digamos "diferente", y era posible no tener que dar sobadas explicaciones para que el espectador se sienta más seguro y confortable. Basada en una novela escrita sólo ocho años antes, se nos cuenta la historia de una mujer que ha de tomar una drástica decisión al fallecer súbitamente su marido y descubrir que está en la más completa ruina; con sus cuatro hijos se presentará en la gran mansión propiedad de sus padres (dicha y accidentada llegada deja ya claro el devenir de los acontecimientos). Hasta aquí casi todo parece normal, con la salvedad de que sus padres, que nunca aprobaron su matrimonio, desheredaron a su hija, por lo que la acogerán más como un acto de caridad que otra cosa; será el principio de una terrible pesadilla. La condición será que los niños han de habitar exclusivamente en el viejo y siniestro ático, puesto que sus abuelos jamás quisieron saber nada de ellos. FLOWERS IN THE ATTIC tiene sus pros y sus contras, y no es fácil adentrarse en sus estrambóticos recovecos; no ha envejecido demasiado bien, y su relamido clasicismo chirría mucho más que embauca, pero contiene momentos de retorcida extrañeza y algunos destellos verdadero mal rollo, como cuando a los chavales dejan de llevarle comida... Con una Louise Fletcher acojonante, deudora de aquella aterradora enfermera que puteaba sin descanso al pobre Jack Nicholson diez años antes, este es un film que tiene todas las de perder, y, sin embargo, se ha convertido en lo que los mitómanos dan en llamar peyorativamente "joyitas"; es decir: seguramente no van a ver la película que podrían esperar en un principio, pero puede que ese sea, precisamente, su valor adquirido tras todos estos años. Ustedes deciden.
Saludos cautivos.

2 comentarios:

David dijo...

La vi de crío (como Mona Lisa)... Pero siempre pensé que había sido un telefilm (no una peli); y bueno, es un telefilm (ja,ja)... Pero qué madre(s) más mala(s), sí...

dvd dijo...

Sí, porque las dos son bastante cabronas, la verdad...

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!