martes, 3 de enero de 2012

Historia de un muchacho #2



26 años después de su primera e infantilizada adaptación, fue David Lean quien decidió acercarse aún más al oscurísimo trasfondo de la novela original y a su corrosiva crítica hacia el sistema social de aquella época. Sorprende su cuidada y tenebrosa puesta en escena, más cercana al expresionismo alemán que al cine británico de posguerra, plagado de suaves formas costumbristas. No hay más que observar el arranque del film, donde no se pronuncia una palabra durante siete minutos y una ruidosa tormenta precede al trágico nacimiento de Oliver. Lo siguiente, el hospicio, es más parecido a un campo de concentración que a un hogar infantil; la lúgubre fotografía en Blanco y Negro saturado de Guy Green, repleta de sombras y matices, contribuye al descarnado retrato de un Oliver menos aventurero que su predecesor y que logra momentos de gran inspiración en la interpretación de John Howard Davies (que, por cierto, falleció este pasado mes de Agosto). Resaltable es también el impresionante trabajo de un joven Alec Guinness (apenas 32 años), metiéndose en la piel del detestable Fagin, puede que el más repulsivo y siniestro de todos los que se han visto en pantalla. O un estupendo Robert Newton como el sanguinario Bill Sikes y Kay Walsh, que por entonces aún estaba casada con Lean, como la infortunada Nancy. En suma, un trabajo de actores a la altura del Oliver Twist más intenso y fiel al original que hemos podido ver hasta el momento. Antológicas son las escenas en el hospicio, en la guarida de Fagin y, sobre todo, en el asedio final en los tejados. Un magnífico film que ha aguantado férreamente los envites del tiempo, además de demostrar que una historia llena de niños podía ser mucho más oscura que de costumbre. Magistral.
Saludos incluseros.

2 comentarios:

Mister Lombreeze dijo...

El comienzo de este Oliver Twist o el de Cadenas Rotas me dan más miedo que todas las pelis de terror de chinos juntas. David Lean & Charles Dickens, uno de los brit binomios más brillantes ever.

dvd dijo...

Es mi favorita de las cuatro. Una película que, adaptación más o menos fiel aparte, tiene un valor cinamatográfico indiscutible. El comienzo es una barbaridad, siete minutos de incertidumbre, miseria y pavor...

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!