sábado, 22 de agosto de 2009

Todo cae por el sumidero

Aunque parezca un gilipollez pedante y cultureta, lo cierto es que Michael Haneke parece ya casi de la familia; algo tan improbable cuando se trata de un director que filma como un perro rabioso acerca de las toneladas de mierda que tenemos suspendidas a diario sobre nuestras cabezas. Ahora a Haneke le dan premios, le financian remakes de sus propias películas que él mismo dirige y con las que entra en los puestos de cabeza de las listas de recaudación, por no hablar de que viste de negro y luce barba canosa, lo que le da un aire... no sé, como el que nos gustaría tener a nosotros si no fuera porque no nos reímos cuando hablamos sobre asesinos psicópatas, conductas asociales violentas o pertrechos masoquistas de automutilación. En fin.
Lo que sí es reseñable, bajo mi punto de vista, que no tiene nada de idolatría, es que Haneke no es sólo sus tres o cuatro películas más famosas, comprendidas desde su etapa alemana hasta su incursión francesa, sino que filmó algunos trabajos en su país de adopción, Austria, a modo de sombría entrada a sus pesadillas posteriores. La primera de sus películas fue una que sigue siendo de mis favoritas, DER SIEBENTE KONTINENT, donde podríamos afirmar que el nihilismo encuentra su máxima expresión. Una familia cualquiera, media, desarrolla sus actividades normales; trabajan, llevan a la hija al colegio, hacen la compra... Pero hay algo que no marcha ¿El qué?, todo; sencillamente todo. Lo que muestra inteligentemente Haneke en tres cuartas partes del film es la monotonía de los actos repetitivos de un grupo de personas, terroríficos porque son los mismos actos que nosotros mismos llevamos a cabo en nuestra vida. Ninguna intención es mostrada, tenemos que afinar nuestra adormilada sesera para descubrir la sorpresa final, porque aquí, como en la vida real, la gente no dice sus pensamientos en voz alta, prefieren guardárselos. En esto llega la parte final, de la que sólo les diré que hay que tenerlos muy bien puestos para soportarla sin desviar la mirada. Del estupor pasamos al rechazo instintivo (en su pase original había pataleos y abandonos masivos) y desembocamos en una sensación de vacío angustiosa y muy desmoralizante. No se lo desvelo, pero se lo pueden imaginar.
Saludos continentales.

4 comentarios:

Cinemagnificus dijo...

Sí, la verdad es que la película llega a resultar repulsiva, y es lo que busca y por eso es buena. Aún así, prefiero otras de Haneke. Mis preferidas: El vídeo de Benny, Funny Games y La pianista.

Dr. Quatermass dijo...

Tomo nota, yo también me declaro seguidor, y La Pianista me parece magistral.

Crowley dijo...

Haneke es un genio!. Sabe como golpear al espectador donde más le duele, noqueándole y obligéndole a mirar a la pantalla. Esta película refleja el fin de la sociedad, lo consumidos que estamos en nuestras vidas vacías (algo que queda demostrado desde las primeras escenas en el lavadero de coches).
Saludos

Luis Cifer dijo...

Lo siento pero no aguanto a haneke y su cine aburrido y provocador a partes iguales. No le veo la gracia.

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!