Es posible que, siguiendo un no anteriormente marcado camino, me haya fabricado mi propia miniserie de films yanquis de moderado presupuesto y apoyados en memorables trabajos de inmensos actores.
Y, sí, fue AFFLICTION otro título de esos que a muchos les pasó por delante sin saberlo y a los que la vimos nos dejó francamente noqueados, sin saber muy bien cómo digerir esta tremenda película, que sin ser una grandísima obra maestra, sí que nos devuelve al viejo gusto por la artesanía de medios, lo que nunca debe ser desdeñado. Sin embargo, hay una diferencia fundamental entre AFFLICTION y MONSTER'S BALL, o THE WOODSMAN; Paul Schrader no es nuevo en esta plaza, y ni mucho menos. Hablamos del guionista de los mejores trabajos de Scorsese (TAXI DRIVER, RAGING BULL); aparte de haber dirigido él mismo algunos trabajos más que notables desde finales de los setenta, como su revisión "tourneriana" en CAT PEOPLE, la infravalorada MISHIMA (recientemente reeditada) o THE COMFORT OF STRANGERS. En ésta, quizá su última gran película, Schrader delimita las relaciones familiares hasta sacarles el jugo y deja en manos de dos gigantes, Nolte y Coburn, el peso de una narración que podría haberse quedado en carne de telefilm. Me ahorro las dos o tres escenas truculentas y me quedo con la seguridad atenazante de una atmósfera sobre balsa de acite que nunca se puede acertar hacia dónde puede ir, aunque la catástrofe se atisba desde más o menos la mitad (Schrader deja lo mejor para la última parte) ¿Y de qué habla exactamente AFFLICTION? No podría afirmar que sea una película de género, incluso su título me indica ya que toda ella es como un estado de ánimo o una gran desazón acentuada por la impotencia del personaje de Nolte, empeñado en demostrar a su padre (enorme James Coburn como hijoputa integral) que sirve para algo, aunque ese algo sea una nada llena de lágrimas, lágrimas de hombre, que son las únicas que corren a lo largo de esta película sólida como ella sola, empeñada en dar otro toque de atención sobre un director y guionista al que se echará de menos cuando deje de martillear nuestros sentidos.
Saludos desde el dentista.
3 comentarios:
Es una de esas que llevo queriendo comentar desde que empecé el blog y todavía no me atreví. Durísima, durísima, pero maravillosa.
A mí no me pasó. Una de las mejores películas de los 90. Y me pasa como a RFP, que no me atrevo. La vi casi seguida a Mother Night... fue una epoca gris.
Y sin embargo, parece como si el cine de Schroeder pasara de largo... es extraño...
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