lunes, 20 de abril de 2009

Un viaje al desconcierto

John Cassavetes no sólo filmó un puñado de obras maestras, sino que le dio, él solito, la vuelta a la concepción hollywoodense de cómo debe ser una película. Por eso es difícil acercarse a su obra tal y como merece, con una mirada limpia y desprejuiciada; hablaríamos de otra cosa si el tipo hubiese nacido en Irán o Eslovaquia... seguro. Porque a Cassavetes el pópulo lo recuerda mayoritariamente por su faceta como actor; como aquel tipo de aviesa sonrisa (la suya) en THE DIRTY DOZEN o como el impotente marido de Mia Farrow en ROSEMARY'S BABY.
Sin embargo, hablamos de uno de los directores más personales surgidos en Estados Unidos. Potente, visceral, arriesgado, imprevisible. El cine de Cassavetes es cualquier cosa menos autocomplaciente, el gran mal de la industria americana. Y en THE KILLING OF A CHINESE BOOKIE, lo inesperado se vuelve a hacer patente en una historia de mil cabezas y en la que el espectador es totalmente incapaz de prever qué va a ocurrir en la siguiente escena.
¿Y de qué va exactamente THE KILLING...? No lo sé. De un tipo que tiene un local de striptease y se ve acuciado por las deudas, un magnífico Ben Gazzara que llena la pantalla. De las maniobras que debe hacer con la mafia para lograr que le fíen. De cómo es obligado a matar a un corredor de apuestas chino que, en realidad, es un jefe de la mafia china... Mézclese todo, agítese y añádase luego algunas escenas casi oníricas en el club, escenas que nos recuerdan que Lynch nunca inventó nada. Y hablemos también de esa desazón que Gazzara transmite en su intensa interpretación y que prácticamente se palpa. Hablar aquí de las interpretaciones en el cine de Cassavetes es quedar abrumados por ese grupo de actores, amigos en conflicto permanente, que han quedado inmortalizados en sus extrañas, desasosegantes imágenes. Peter Falk, Seymour Cassel, la gran Gena Rowlands, el mismo Gazzara... El cine americano, ingrato y manipulador, nunca hará justicia a este coloso del cine; un director que, pese a ser alabado por la crítica europea, sigue siendo un desconocido a medias. Y ya va siendo hora de que esto cambie.
Saludos de lunes por la mañana...

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!