viernes, 3 de abril de 2009

Amor propio

He aquí el dilema... ¿Cómo calificar una película de un frikismo inquietante, cuya trama se va enrevesando imparablemente y que ha costado dos duros? He obviado lo de que está hecha en España porque para mí es irrelevante antes de ver la cosa en cuestión, pero luego sí que tiene su importancia.
Nacho Vigalondo es uno de esos poquísimos privilegiados que colocó cortos de una personalidad incuestionable en algunos festivales de gran importancia, de hecho estuvo hasta en los oscar, algo que casi nadie puede decir. Algo tendrá, digo yo. Ahora, el salto al largo es otra cosa; y LOS CRONOCRÍMENES lo confirma: la primera tendencia, la que le queda al espectador menos avisado, es que se trata de un corto alargado.
En primer lugar, se ven muchas intenciones en el principio del film. Vigalondo quiere dejar clara su tendencia a sorprender ante todo, a despojar a los actores (en este caso muy pocos) de un falso dramatismo precisamente con interpretaciones forzadas, casi caricaturescas. Después, la trama (por decir algo) no quiere resultar complicada, y Vigalondo (actor también aquí) ejerce el curioso papel del tío que quiere explicar todo lo que ocurre. Y no es que ocurra mucho, pero se supone que asistimos a un interminable bucle espacio-temporal en el que se ve inmerso el protagonista (Karra Elejalde), que llevado por su curiosidad se introduce en una demencial máquina del tiempo que estaba ?????? ¡al lado de su casa!... Bueno, tranquilos. Yo entiendo que la intención de Vigalondo es remover en base a unas cuantas probabilidades ¿Si viajamos en el tiempo nos encontraríamos con nosotros mismos? ¿podríamos intervenir en el devenir de la vida existiendo por duplicado? ¿qué fatales consecuencias tendría?
Demasiadas preguntas y pocas respuestas, pues la casi totalidad del metraje se compone de un Karra Elejalde cada vez más deteriorado físicamente que intenta reconstruir constantemente sus últimos momentos para encontrarse con su duplicado, destruirlo y así volverlo todo a la normalidad. Lo cierto es que uno no sabe si Vigalondo (repleto de buenas intenciones) debería haberse tirado más a la comedia fantástica y haberse dejado de sesudas explicaciones físicas, pues la cosa la dejó bastante clara Stephen Hawking cuando fue interrogado al respecto: "No podría decir que los viajes en el tiempo sean algo irrealizable. Teóricamente sí que son posibles. Pero ¿no les parece que a estas alturas ya deberíamos haber sido prácticamente invadidos por legiones de visitantes provenientes del futuro...?". Pues sí, la verdad.
Saludos sincronizados.

2 comentarios:

marguis dijo...

La temática de los viajes en el tiempo siempre me ha fascinado, sobre todo, las posibles paradojas que se puedan destilar de ellos. Los cronocrímenes, como diría, es una película correcta con el tiempo, el que imaginamos como un sistema cerrado, nada pasa al azar... si ha ocurrido ocurrirá... y aunque cinematográficamente tiene fallos... "temporalmente" no, y eso, a una fan de la ciencia ficción como yo, le fascina, por muy floja que sea en otros aspectos... en mi cabeza la comparé constantemente con "Primer" otra película de viajes en el tiempo hecha con dos duros... aunque el sistema temporal ahí no era lineal, si tenía esas sorpresas, esas paradojas, que a mi me gustan tanto...
Aunque claro, si hablamos de películas de viajes en el tiempo PERFECTAS solo hay una para mi: 12 Monos.

Un saludo!!!

dvd dijo...

Pues a mí 12 monos me aburre soberanamente. Y llevo como dos años buscando PRIMER desesperadamente, me temo que tendré que viajar al pasado y verla... ¡Ah! ¿que ni se estrenó en España?... no, si ya decía yo...

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!