
Yo no sé si Erice es uno de los tipos que más saben de cine en este país, pero no me cabe duda de que ha demostrado con sus tres films que es uno de los grandes nombres y que eso no hay quien lo discuta.
Hablé en su momento de la que considero su mejor obra, EL ESPÍRITU DE LA COLMENA; así que hoy le va a tocar a ese diamante extraño que es EL SUR.
EL SUR es la sosegada historia de amor entre un padre y su hija (nobleza obliga), y un minucioso y deseperado retrato de las miserias y carencias del periodo de posguerra en una apagada ciudad de provincias. Y EL SUR también es un luminoso tratado acerca del cine y su fascinante atracción, tema que ya abordó Erice en su primer trabajo. Y un descomunal tratado sobre el fuera de campo, imposible cuanto que toda la película gira en torno a un fuera de campo bigger than life (perdón), una ausencia que se torna insoportable: Sí, claro, el sur. El sur como concepto y no sólo como sitio de raíces al que aspirar a volver. Mientras el film todo es norte, palpamos ese sur inalcanzable, casi mitificado en ese puente emocional que forman unos inconmensurables Omero Antonutti e Icíar Bollaín, que en clave casi de cine mudo impresionan por su muda locuacidad.
Sabida es la ¿anécdota? ¿leyenda? ¿maldición? que ocurrió en mitad del rodaje, donde el férreo control de Elías Querejeta casi obligó a Erice a no continuar con su "segunda parte", la cual iba a desarrollarse en ese "sur" que había sido deliberadamente obviado en imágenes. Hubo un pase privado (con la película a medio rodar, recordemos) que entusiasmó tanto a Gilles Jacob que Erice no tuvo más remedio que claudicar de su empeño de continuar con el proyecto. Una vez más, Querejeta.
No sé qué hubiera ocurrido, pero este "SUR", pese a no verse, pese a transcurrir en el norte, sigue cautivándome de una forma casi sobrenatural. Insuperable la escena en la que Suspiros de España suena en ese restaurante, de esa época, con esas personas de entonces, sólo de entonces.
Saludos desde el sur.