lunes, 13 de julio de 2020

Sangre de mi sangre



A principios de este fatídico mes de Marzo, estrenaba Netflix la tercera temporada de CASTLEVANIA. Sí, aquella mítica saga de videojuegos, hoy hecha serie animada, y que reconozco que sólo he reparado en ella recientemente, por lo que he aprovechado el confinamiento para ver sus tres temporadas, que no son demasiado largas, he de decir. Lo que sí es necesario señalar es la diferencia entre las tres. Si la primera (sólo cuatro episodios) está enteramente dedicada a la figura de un Drácula, si se quiere "humanizado" por el amor que profesa a su esposa, la segunda se centra más en la introducción y desarrollo de personajes que serán capitales en la tercera, en mi opinión la mejor, más completa y satisfactoria, y que presenta la batalla ¿final? entre los vampiros y sus cazadores. Sí, porque de eso, básicamente, va CASTLEVANIA, de un mundo en el que humanos y vampiros conviven a duras penas, se enfrentan, e incluso son capaces de forjar alianzas impensables. Drácula, enamorado, jura destruir a la humanidad que ha quemado en la hoguera a su esposa; Trevor Belmont, perteneciente a un legendario linaje de cazavampiros, llega para destruir al enloquecido Drácula; mientras, Alucard, su hijo, recoge su herencia a regañadientes, pues odia más a su padre que a los humanos; y en paralelo, cuatro hermanas vampiras conspiran para dominar el mundo, gracias a la sumisión de un maestro forjador, hechiceros con la habilidad de esclavizar y potenciar a cualquier ser muerto. En definitiva, una serie amena, no apta para todos los públicos, y que se ve prácticamente de un tirón; y para los nostálgicos de aquella conmoción ochentera perpetrada por Konami... Qué diablos, seguro que también les gusta...
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!