viernes, 3 de julio de 2020

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Caí en la cuenta de que tampoco había hablado hasta ahora de UNFORGIVEN. Imperdonable, por supuesto. Son estas cosas que se te pasan sin que sepas muy bien por qué. Y eso que debo haberla visto un buen puñado de veces desde que la estrenaron; era la primera vez que veía un western en pantalla grande, y es por ello que amo este género, porque son películas hechas para verse a lo grande. UNFORGIVEN es muy grande y muy pequeña también, una pequeña historia que habla de cosas muy grandes; del destino, del odio, la justicia, la crueldad. Pero también habla de una forma inusual de un mundo idealizado hasta el extremo, en el que cada acto parece estar definido de antemano. No es así en el magistral guion de David Webb Peoples, que desde el arranque marca una tendencia clara: todo lo que ocurra es susceptible de verse alterado. El motor principal es el truculento episodio, en el que una prostituta es marcada a cuchillo; sin embargo, no sabemos muy bien qué tiene esto que ver con William Munny, el ex pistolero, ex asesino, retirado a una ínfima granjita de cerdos junto a sus dos hijos, y llorando en silencio ante la lápida de su mujer, fallecida a los 29 años. Y menos aún, cuando las prostitutas deciden tomar venganza por lo sucedido, porque se introduce a otro personaje (Bob "el inglés"), que sirve asimismo para dimensionar la figura de "Little" Bill, un sheriff despótico y psicopático. Es decir, que el rodeo que se toma el film para llevarnos hasta su implacable tercio final es absolutamente maravilloso, y mucho más moderno que el de otros cineastas que suelen no resistir la comparación con Eastwood. He sentido cosas muy diferentes a medida que me he enfrentado a esta impresionante película, en mi opinión la cumbre de su director y uno de los westerns más grandes de todos los tiempos, sin medias tintas; y en esta ocasión, dejando aparte las frases lapidarias, las monumentales actuaciones o los momentos de calma que preludian el desastre, me ha fascinado todo ese rodeo a modo de regodeo, pero que cobra todo su sentido a la hora de remarcar el doloroso destino de cada personaje en esta historia inolvidable, irrepetible...
Obra maestra absoluta.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!