lunes, 27 de abril de 2020

A los que están



Tres años tardó Joanna Hogg en completar su segunda película, en la que corregía y aumentaba muchos de los temas abordados en su debut. ARCHIPELAGO partía de una premisa similar, pero cerraba aún más el foco, confinando a su reducido grupo de personajes en una circunstancia de la que no pueden escapar, a menos que dejen atrás sus propias zonas de confort. De cómo su minimalismo termina por ser engañoso, tejiendo una riquísima red de afectos y desavenencias, es de donde la directora británica nos conduce, sin estridencias, con una cotidianidad trazada con naturalidad inusitada, a esos pequeños e imperceptibles infiernos del día a día, aumentados bajo la lupa de la interacción forzosa. La excusa es la reunión familiar (en inconfesada desarticulación), como unas frías vacaciones en Cornualles, donde pasarán unos días una mujer y sus dos hijos. Se intuye que no suelen pasar ningún tiempo juntos, lo que deriva en un trato cordial pero distante, y ahí Hogg va introduciendo sus cargas de profundidad sin que nos demos cuenta. La madre toma clases de pintura sin mucha convicción, pero entusiasmada con su profesor, que parece entenderla mejor que su marido, que es la primera figura ausente, deslizándose la posibilidad de un divorcio en las sombras. El hijo marchará pronto a África, para impartir clases sobre educación sexual en una ONG, donde se encontrará con su pareja, a la que no han permitido viajar "por no suponer un mal ejemplo". La hija mayor, en cambio, parece amargada por algo que desconocemos; cínica más que irónica, se pasa el día corrigiendo a los demás, pero sin ver lo terriblemente sola que está. Y el punto discordante lo pone una humilde chica, una cocinera que han contratado y a la que cada uno trata desde un punto de vista diferente, pero que revela una condición unilateral, y que parte de un clasismo "bienintencionado", pero que termina por ser el elefante en la sala.
Una película que confirmaba a su autora como la magnífica narradora que es, y que sin aspavientos ni poses artificiales la situaba como uno de los nombres fundamentales del reciente cine europeo.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!