sábado, 21 de marzo de 2020

Regalos para todos



Me pasa con cierto cine de animación que no consigo comprenderlo. Esto es, entrar de lleno en el porqué de su realización. Entiendo sus motivaciones artísticas, los hallazgos técnicos, el deseo de devolver algo de la inocencia perdida a miles de niños, o incluso a los que ya peinamos canas. Es por ello que vislumbro un cine de animación que ha encontrado acomodo precisamente en esa aceptación, la de que animación=ñoñería. Y un ejemplo preclaro lo encontramos en los oscar y los Goya, donde los films nominados suelen atender a esta regla no escrita. Y en ambos certámenes compitió el año oasado KLAUS, una lujosa coproducción de Atresmedia, que necesita un análiss profundo como producto, ya que como película es de lo más rutinaria y previsible. Nos quejamos muchas veces de no poder tener la oportunidad de competir con producciones de otros países, y no nos falta razón, pero no es menos cierto que escoger el camino de la mímesis agradecida no le hace ningún bien a la ¿industria? (me parece un chiste malo llamarlo así). Es curioso, porque KLAUS despertó unas expectativas inauditas, para quedarse a las puertas de casi todo. Ha llegado lejos, por supuesto, pero no veo con qué fin más allá del recaudatorio; y quizá no somos lo bastante justos, haciendo esta comparativa en la animación y obviando a la "imagen real". Todos los análisis son válidos, y todos pueden tener su parte de razón, pero esperemos que también sirvan para lo único que deben servir los análisis: corregir errores.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!