miércoles, 25 de marzo de 2020

La maldita vecindad




En LES FANTÔMES DU CHAPELIER, Chabrol adaptaba una famosa novela de Georges Simenon, en la que el gran escritor belga indagaba, con excelente profundidad psicológica, en la psique de un asesino compulsivo de mujeres, el sombrerero del título, en una pequeña ciudad de provincias, mientras el único que sospecha de él es el modesto sastre que vive justo frente a su casa, donde también está situada la sombrerería. Se conforma así un caldo de cultivo ideal para la maquinaria chabroliana, que se mueve como pez en el agua por este clima opresivo de falsas apariencias, muy detallado por ejemplo en el café donde cada estrato social está perfectamente delimitado: los burgueses jugando a las cartas, el estudiante que los mira a lo lejos, la prostituta pacientemente en espera a unos metros. En un homenaje decididamente hitchcockiano, Chabrol invoca tres films del maestro, nada menos que VERTIGO, con el conflicto femenino del protagonista; LA VENTANA INDISCRETA, en la mirada de un Charles Aznavour sorprendentemente tragicómico; y PSICOSIS, con el sombrerero (un magistral Michel Serrault) maneniendo largas conversaciones con el maniquí en silla de ruedas que sustituye a su mujer, a la que también ha finiquitado.
Estupenda película, muy reconocible en el estilo que Chabrol ya no abandonaría y adelantando muchos de sus títulos clave en la que es su etapa más (re)conocida.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!