viernes, 20 de diciembre de 2019

Una brutal caricia



Uno de los mejores debuts del año pasado fue el de Camille Vidal-Naquet, que sorprendió al cine francés con SAUVAGE, una necesaria mirada a esos rincones olvidados, donde normalmene no solemos ni queremos mirar, aunque sepamos que están ahí. A través de la frágil figura de Léo (un excepcional y evanescente Félix Maritaud), un joven cuya vida transcurre prostituyéndose, mientras arrastra una enfermedad que se va agravando por su mala vida, el director nos hace partícipes de un mundo lleno de brutalidad, pero también de inesperada solidaridad. Sin entrar en maniqueismos ni lugares comunes, SAUVAGE se pega al rostro de Léo, a su frustración al ser rechazado por todo el mundo, especialmente por el hombre al que ama, que sólo piensa en marcharse lo más pronto posible. Las escenas de sexo son explícitas, pero nunca gratuitas, y hay un extraño halo de ternura incluso en los sórdidos lugares que frecuenta el protagonista, o en las consultas donde es atendido y donde encuentra una cercanía que parece escapársele constantemente. Una película que no habla tanto de sexo como de afecto, y que concluye tan enigmáticamente como empieza, preguntándonos si realmente podemos ser plenamente felices. Y sobre todo ¿dónde reside exactamente la realidad?
Magnífica.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!