miércoles, 23 de octubre de 2019

Por las últimas instancias



Es probable que LE TIGRE SE PARFUME À LA DYNAMITE sea una de las películas más flojas de Claude Chabrol, incluso no es descabellado apuntarla como la peor suya; no obstante, en una filmografía tan larga, y con picos tan altos de calidad, apenas es una anécdota. La película, continuación de las aventuras del agente Louis Rapière, parece hecha a toda prisa y aprovechando la posibilidad de rodar en España, concretamente en Barcelona y Marbella, donde lucen más los exteriores que unos actores que acentúan la sensación de que no hay que tomársela muy en serio. La trama es, no ya bizarra, sino directamente inentendible, con las mismas constantes pulp que su antecesora, pero con menos inventiva y un tufillo indefendible a charlotada. Me la ahorro, y prefiero quedarme con el cachondo de Roger Hanin y la explosiva Margaret Lee, que es lo más cercano que han tenido las islas británicas a Norma Jean...
Prescindible, sin más.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!