domingo, 27 de octubre de 2019

Rincón del freak #377: ¿A quién le importa lo que yo haga?



Películas de campamentos en los que van muriendo jóvenes de manera misteriosa y sangrienta hay muchas. Y en esta frase inicial está explicado todo lo que hace falta explicar acerca del slasher vertiente teen, de donde inmediatamente recordamos un ramillete de títulos. Los hay que son más o menos míticos, títulos de culto cuyo mayor mérito no está en lo cinamatográfico, sino en la explicitud de lo truculento. Pero hay uno que me resulta especialmente curioso, porque siendo como es terrible en lo cualitativo, tiene un par de cositas que hacen que sonrías y exhales mirando para otro lado. SLEEPAWAY CAMP (aquí se la cooció como CAMPAMENTO SANGRIENTO) está terriblemente dirigida, interpretada, fotografiada y cualquier cosa que les ocurra; es mala de solemnidad y nadie puede negarlo. Pero bueno, al menos tiene un muestrario de cómo no hay que vestirse nunca, con calzonas hueveras, camisetas cortadas por la mitad y peinados a mala leche. Y luego está la cosa de la que todo el mundo que la ha visto habla, el final. Y el final, amigos míos, es una puñetera mierda, tan obvio y cogido por los pelos, que hablar de shock inesperado parece una broma de mal gusto. No sé, me da igual lo que pasa en la película, porque simplemente no podía apartar la mirada de ese estilismo salido de las entrañas más hediondas del infierno...
Terrible.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!