sábado, 12 de octubre de 2019

Películas para desengancharse #66



Aprovecho el estreno reciente del último film de Garci, para insertar una película suya que, por sí sola, es capaza de explicar el peregrino espíritu de este, por el momento, inacabable monográfico. Vista hoy, que son cuarenta años después, SOLOS EN LA MADRUGADA parece haber estado en este tiempo, en estos años, y haber vuelto a aquél solo para contar lo que estaba por acontecerle a un país, que es este también, mediante la crónica descreída y noctámbula de un programa de radio que entonces se podía hacer, pero que hoy día, tan libres que somos, sería censurado inmediatamente, aunque sólo fuese por decir la verdad, que es recordarnos que somos todos gilipollas, y que sólo reconocerlo nos puede hacer mejorar. Tampoco dejarían al locutor fumar como un carretero en el estudio y plantarse unos bellos lingotazos de 100 piper's, por mucho que esas, y no otras, fueran las armas del chamanismo radiofónico. A lomos de un inmenso José Sacristán, paradigma del niño de posguerra, atrapado entre la España que lo reprimió y la ilusión de la nueva libertad, que pretende beberse de un trago, asistimos no tanto a su historia personal, con su divorcio pendiente de que se aprobara el mismo o la fascinación/repulsa por la joven que se mete en su cama sin ataduras morales, que también, sino a la descripción de los andamios en precario, o la incertidumbre de quien recibe un cheque a la salida del albergue donde ha pasado nada menos que 40 años. Y puede que chirríe la teatralización disfrazada de naturalidad (si no, no sería Garci), aquellos dilemas eróticofestivos con el vaso de tubo en la mano, pero insisto, vista hoy, en el desamparo del chaparrón de salvapatrias, es un gustazo doble e inquietante: Antes, la gente con ideas pugnaba por madurar, mientras que lo que se lleva hoy es exactamente lo contrario. Y sobre todo ¿cómo coño sabía Garci en qué se iba a convertir este país?...
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!