viernes, 22 de septiembre de 2017

El difícil arte de la sugerencia



No debe ser cómodo buscar tu propio lugar como director de cine, mirar a tu alrededor y sentir que una sombra infinita se extiende alrededor tuyo, opacando cada imagen, cada texto, cada movimiento que con tanto esfuerzo has intentado hacer tuyo, legítimo. Es, con toda probabilidad, el sentimiento que con más fuerza late tras cada trabajo de Jennifer Chambers Lynch, de la que huelga decir que es hija del creador de "Twin Peaks"; porque además creo que hay que decirlo, aunque parezca aprovechado por mi parte, e intentaré argumentarlo. Chambers Lynch no tiene una carrera precisamente corta, aunque sí significativa, ya que tuvo un temprano debut en 1993 con la desastrosa BOXING HELENA, que era poco más que un atropellado refrito de cualquiera de las obsesiones lynchianas, pero con menos cine en su interior. Aquello le costó el retiro y la convicción de que su osadía debía terminar justo ahí, pero nada menos que quince años después, la "aspirante" a directora vuelve a la carga con SURVEILLANCE, un guion propio, rodado con un escueto presupuesto y que logra sacar adelante gracias a la colaboración, entre otros, de los actores Bill Pullman y Julia Ormond, además del apoyo recibido de su padre. Y lo cierto es que SURVEILLANCE es un film que merece alguna revisión, aunque sólo sea por su estimable gusto por el guion retorcido y las actuaciones matizadas, o por su inquietante y amoral mensaje interior, o por su unánime reconocimiento en aquel Sitges de 2008. Es verdad, hay ocasiones en que parece una mala copia de un film de Lynch padre, con ese reconocible ruidillo de fondo, que se hace rutinario por lo reiterativo, además de la forma en que son filmados los rostros, expuestos a bruscos cambios de luz, o algunas líneas de guion que buscan descaradamente un estilo alucinado. Sí, de todo eso hay, pero el film funciona, y lo hace porque logra llevarte donde quiere que estés en el momento justo de un clímax que, no por esperado, es menos impactante. Una historia áspera, donde nadie sale bien parado y que parecía repuntar la carrera de Chambers Lynch, que luego, sin embargo, se dedicó a dirigir para televisión por encargo y hasta subsistir con una inenarrable serie Z en la India... Lo dicho, hay sombras demasiado alargadas para dejarlas atrás...
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!