miércoles, 27 de septiembre de 2017

¡Buenos días, capitán!



Catalogada en esta reciente e interesantísima última oleada de cine proveniente de Grecia, y de la que sería máximo representante Yorgos Lanthimos, CHEVALIER se desmarca en fondo, y sobre todo en forma, articulando una inquietante disyuntiva, de la que salen mal paradas muchas cosas, por encima de todo la masculinidad, lo masculino, entendido como discurso de poder indiscutible, que sin embargo se derrumba ante la más nimia contrariedad. Sin disimular su mirada femenina, la directora Athina Rachel Tsangari (quien produjo en su momento la fundamental CANINO), en su tercer film, presenta a un grupo de hombres que pasa varios días de vacaciones a bordo de un yate, propiedad de uno de ellos y médico de profesión. Allí hacen pesca submarina, conversan sobre sus aficiones, trabajo, familia; comen, duermen, se comunican a distancia con sus esposas y, puntualmente, juegan. El juego, como competición absoluta, es el artefacto explosivo que hace saltar por los aires la concordia, educación, valores y transforma la convivencia en un campo de minas, donde la desconfianza toma el control y los individuos quedan reducidos a una única obsesión: ser el mejor en todo. En todo, o en cualquier cosa, sean aptitudes físicas, mentales, destreza o incluso, cómo no, una esperada medición de pollas enhiestas, auténtico motor ideológico del macho empoderado como soberano dominador todoterreno. Menos truculenta que otros títulos de la reseñada camada, CHEVALIER parece no decantarse entre el humor surrealista de un Buñuel o el tenso juego psicológico de ciertos iconos nórdicos, y esta indecisión le resta empaque y la deja como una elaborada y precisa reflexión, pero que no llega a un, por otra parte esperado, hiperclímax, más allá de dos o tres escenas que impactan por su insólita filiación extraterrestre.
Curiosa, pero deberíamos exigirle más a esta prometedora directora en futuros trabajos.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!