domingo, 19 de febrero de 2017

Rincón del freak #259: De cómo la justicia se confunde con el capricho



Después de pensarlo un par de veces, no muchas, y darme un par de cachetes para comprobar si lo que acababa de ver era producto del estado semifebril en el que he estado estos días o si esto forma parte del aquí y el ahora. EL OLIVO es una película con buenas intenciones, que habla de lo buenos que son unos y lo malos que son otros, sin tener en cuenta cromatismos, pero bueno. La primera mitad es salvable, parece un mal imitador de Kiarostami filmando árboles y gente, pero luego nos damos cuenta de que esto no es más que un producto diseñado para intentar lanzar a una joven (y discreta) actriz, Anna Castillo, que sin embargo borda su papel, el de niña repelente y caprichosa, que confunde el concepto de justicia con el de "mis santos huevos han decidido que voy a montar un pifostio de los cojones y voy a mandar a la ruina a toda mi familia y amigos, pero yo me voy a Alemania a por un árbol, que era de mi abuelo y yo a mi abuelo lo quiero mucho, y aunque me enrollo con el primero que veo en las discotecas al que le pido ayuda es al mongui que babea por mi culo, y aunque tenga que vivir debajo de un puente se va a venir conmigo a Alemania a por el árbol"...
Sí, escribe Paul Laverty. Terrible.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!