miércoles, 12 de agosto de 2015

El loco soy yo #2



Si te cuentan que una franquicia ha de continuarse con un héroe cojo, que sale vapuleado cada dos por tres y come comida para perros... O que los malos llevan una máscara de hockey y escurreverduras en la cabeza... Que este héroe va a ser la única alternativa de supervivencia de unos tipos que visten trajes de esgrima y, ni se sabe cómo, habitan una especie de refinería en mitad de un desierto, y que el personal se pelea por la gasolina en vez de por el agua... Que todo esto, lejos de acabar siendo pasto de la temida autoparodia involuntaria, dé como fruto la mejor película de dicha franquicia, es lo que ha hecho que MAD MAX 2: THE ROAD WARRIOR sea el verdadero eje motor alrededor del que han de girar los temas más recurrentes y celebrados de, al menos, las dos siguientes entregas. En su magnífico y conciso prólogo queda perfectamente explicado el giro radical respecto a su antecesora; no sólo el personaje, tras perderlo todo, ha mutado en un solitario vagabundo en busca de los últimos litros de gasolina, tampoco queda ya nada de algo que fue conocido como "civilización". MAD MAX 2 es un excelente western clásico, mucho antes que una distopía futurista, y su desarrollo lo hemos visto cientos de veces, porque a lo ya contado añadasele una persecución final absolutamente trepidante y un estupendo retrato de todos y cada uno de sus personajes, todos con entidad propia y ese sentido del humor inclasificable que recorre todo el cine de Miller. Desde el colosal Humungus al "Niño Feroz" y su letal boomerang; pasando por el destartalado piloto de autogiro (el mítico Bruce Spence) o el explosivo Wez, al que Miller ni siquiera le camufla la condición homosexual. Este guerrero cojo, que usa los mismos hierros que la anciana de la primera entrega, demuestra dos cosas importantísimas: Si no puedes huir, estréllate. Y si vas a morir, llévate lo que puedas por delante...
E-S-P-E-C-T-A-C-U-L-A-R...
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!