viernes, 15 de mayo de 2015

Mens sana...



En su última película, Michael Mann se la juega al intentar conciliar elementos alejados entre sí, no tanto en lo conceptual, aunque sí en lo meramente formal. La crítica así lo ha percibido y tampoco se pone de acuerdo. Concebida como un thriller posmoderno, BLACKHAT le ha gustado más a los defensores de la vanguardia cinéfila, y menos a los "reminiscentes ortodoxos"; y es raro, porque su enredadera argumental, en torno a superhackers terroristas, minas de estaño y caos conspiranoico, palidece en comparación a las mejores escenas del film, que son las de las hostias y los tiros... A mí ya me dejó frío aquello del "Enemigo Público", porque no conseguí apresar lo que Mann quería contar realmente; BLACKHAT me gusta un poco más, porque la veo menos ingenua, con más peso específico y con una puesta en escena soberbia, difícil de realizar por la delirante itinerancia de la acción. Y reconozco que Chris Hemsworth no está mal, que es un buen actor al que el físico no le ayuda, pero que tiene recursos interesantes y que parece tomarse su trabajo muy en serio. Resulta difícil de creer, pero también, en pleno Siglo XXI ¿qué otro actor podría metamorfosearse de experto en computadoras a máquina de matar? BLACKHAT es una suma de profesionales, muy correctos, muy dignos y muy concentrados; y puede que al conjunto le termine por faltar algo más de aire. pero como artefacto de su tiempo, creo que su director e ideólogo ha encontrado una fórmula más que aceptable para facturar cine de aventuras sin caer en clichés de salón. Los mismos en los que una y otra vez caen los críticos...
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!