jueves, 14 de mayo de 2015

Interruptus



Aclaro que vi SINISTER sin ningún tipo de esperanza, tranquilo, con la convicción de encontrarme lo mismo de siempre, si acaso un poco mejor hecho, un entretenimiento sin ínfulas para una tarde aburrida. Pero Scott Derrickson (con el que yo me he metido aquí) abre su película magníficamente, con un más que sugerente uso del found footage, costumbre postmodernista de la que suelo desconfiar con poca alegría. SINISTER peca de falta de cohesión y mala leche, eso le falta, pero en su haber tenemos un film que evita (o lo intenta) ir por lugares comunes, los que han hecho del género de terror que tenga más de efectismo barato y menos de incomodar a un espectador cada vez más avisado. Y lo que más me gusta es, paradójicamente, lo más mundano, la mil veces contada historia del escritor que se muda a una casa para atrapar "atmósfera", porque Derrickson sugiere volver una vez más sobre esos pasos... pero no lo hace. Presenta a los lugareños, pero no son los típicos individuos hostiles que guardan un secreto; efectivamente, el mamoneo está en la casa, pero no en la forma que solemos ver en pelis de casas encantadas, sino con un planteamiento más retorcido; por último, el malo... el malo casi no hace nada, y es otro acierto no mostrarlo como un ente proactivo, sino más bien como una triste presencia destinada a desmoralizar y carcomer al escritor (acierto rotundo el de Ethan Hawke) y la estabilidad de su familia, hasta el punto de llegar a poner en cuestión su salud mental... Y ahora los problemas, porque el título de la reseña alude a la incomprensible timidez con la que se desencadena el desenlace, que aun mostrando algunas imágenes inquietantes no culmina lo prometido en su majestuoso crescendo. Sí, el final es lo peor, yo no lo entendí y me pareció basto y anticlimático. No sé, a lo mejor le sobra una media hora de reiteraciones innecesarias, pero insisto, es una película de terror más que solvente y que me reveló a un buen captador de imágenes epatantes, algo que brillaba por su ausencia en su último trabajo. En fin...
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!