miércoles, 7 de enero de 2015

No hay futuro



Me resulta extraño que un film como HARD CORE LOGO haya pasado tan sumamente desapercibido, no sólo en nuestro país, que ahí lo entiendo, sino en general, teniendo en cuenta que hemos visto infinidad de producciones de corte similar y mucha menos enjundia. No es fácil hacer una película sobre el punk, la anarquía de un movimiento que siempre se ha resistido a ser un movimiento y el escurridizo desglose de sus santos bebedores e interminables mártires. De hecho, lo más discutible de este crudo road to nowhere es precisamente la decisión de convertir la novela de Michael Turner en un falso documental en el que el director del film "realmente sigue" al grupo que le da nombre en la que podría ser su última y caótica gira. No hacía falta; los personajes están bien construidos y los actores transmiten ese espíritu autodestructivo y fatalista que es el eje central de la historia, y como sabemos que se trata de una recreación, hay momentos que se ven impostados sin que haya necesidad. Para la historia quedará, sobre todo, la intimidante interpretación de Hugh Dillon como Joe Dick, una mezcla de Johnny Rotten y Joe Strummer; incontrolable, desafiante, deslenguado, y aun así extrañamente cercano y entrañable, uno de esos personajes que deberían incluirse en cualquier antología que pretenda catalogar el paso del punk rock por el séptimo arte. La escena final, sin ir más lejos, serviría para ilustrar todo esto sin más; si no la han visto, esos cinco minutos ya merecen la pena por sí solos.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!