lunes, 10 de marzo de 2014

Una verdad animada



De nuevo con los oscar y sus sinsentidos, no logro entender muy bien a qué se refieren con el apartado "mejor película de animación"; no sólo porque FROZEN sea más de lo mismo, papilla inocua lista para deglutir en grandes cantidades, sino porque este año había una película simplemente maravillosa. ERNEST ET CÉLESTINE nos lleva de la mano a aquella animación artesanal a la que no le hace falta ninguna vocación hiperrealista, porque su intención es otra: contar bien una historia y llegarnos al corazón sin sensiblerías, tengamos la edad que tengamos. Ernest es un oso bohemio que pasa mucha hambre porque su oficio de hombre orquesta ambulante no le da para llenar la barriga; Célestine es un intrépida ratoncita que se resiste a creer los terribles cuentos sobre osos feroces que viven en la parte de arriba, porque Célestine cree que ella puede llegar a ser amiga de un oso. Y así transitamos, en un mundo, el de arriba, donde el gran negocio consiste en tener una tienda de dulces y, justo enfrente, otra de dientes de recambio; mientras, abajo, los ratones han creado una sociedad basada en la recolección de los dientes de oso para que su legión de dentistas proporcione recambios asegurados. El encuentro entre Ernest y Célestine, su camaradería al estar ambos fuera de sus respectivos "sistemas", es una bella historia de amor y compromiso que contiene un mensaje sanísimo para los chavales de hoy en día: Yo seré un gigantesco oso y tú una minúscula ratoncita, pero ambos tenemos un corazón que late acompasado al entendimiento mutuo. Además, qué descanso para los ojos todas esas suaves líneas de color pastel, cómo echábamos de menos una película de animación sin agresividad ni estridencias. Y qué magnífico actor es Lambert Wilson, pasará mucho tiempo hasta que nos podamos sacar de la cabeza su recreación de este oso tierno y bonachón.
Absolutamente maravillosa.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!