martes, 25 de marzo de 2014

Robert Siodmak: Tiempo y esfuerzo #24



Llegamos al final del monográfico dedicado a Robert Siodmak, director singular, trabajador abnegado y artista no tan reconocido como algunos suponemos que su trayectoria hubiese merecido. Cierto es que el final de su carrera poco o nada tenía que ver con sus años dorados en la Universal como constructor de un cine negro avanzado a su época, y buena muestra de ello es el mamotreto (tres horas divididas en dos partes) en forma de peplum tardío con el que dejó de hacer cine allá por 1968. KAMPF UM ROM tenía una primera parte titulada "El último romano" en la que dejaba constancia de las intrigas de un imperio a punto de desmoronarse, o más bien disolverse en una alianza que arrinconaba su ya imposible esplendor. En la segunda parte, "La traición", Siodmak introduce una mayor espectacularidad, con grandes batallas en espacios abiertos. Una constante, si preferimos, de un cine hollywoodense que el director alemán intentó exportar desde que se vio obligado a marcharse de nuevo a Europa.
Con un reparto más sonoro que eficiente (un anecdótico Orson Welles, Sylva Koscina, Lang Jeffries, Honor Blackman, Laurence Harvey...), no es un film tan desmesurado como sí gélido o desangelado, puede que por lo antipático de la franja histórica que refleja (apasionante para un historiador, pero con pocos motivos para una película que se pretende espectacular), aunque gran parte de culpa la tienen los inenarrables cardados y terroríficos trasfondos de cartón-piedra. Contiene, es cierto, algunos destellos del gran cineasta que siempre fue Siodmak, pero uno hubiese echado de menos (él lo merecía) un último film con más guion y menos "estrellato"; una vuelta a las raíces que, desgraciadamente, nunca se produjo.
Nos quedaremos, por tanto, con ese puñado de obras maestras que legó a la historia del cine y la grata sensación de haber descubierto un rincón algo olvidado y un poco por detrás de mitos y adoraciones. Pero es que esto también es cine.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!