domingo, 2 de marzo de 2014

Rincón del freak #145: No provoca el que quiere, sino el que puede (o: la moneda la cambia el que la tiene)



La carrera por los oscar culmina esta noche/madrugada con la esperada ceremonia, de la que daremos cuenta a partir de mañana, pero hoy le toca a la trastienda del glamour hollywoodense, los razzies, que arrojan una desoladora problemática (si es que ello es posible). Y es que, más allá de que las (pocas) películas que van a competir (es un decir) por el dudoso honor de ser la peor película de la temporada sean efectivamente horrendas, para mí es significativo que ni siquiera se traten de títulos conocidos, lo que creo que es una nueva vuelta de tuerca hacia el conservadurismo imperante en la industria norteamericana. No es que lo que supuestamente es "comercial" sea ridiculizado con más o menos mala baba, sino que casi hablaríamos de un nuevo concepto de película: La candidata consciente al razzie.
Una de ellas es MOVIE 43, un absurdo artefacto fagocitado por el sistema, incapaz de escandalizarse de nada que no sea el batacazo económico, y que es poco menos que una delirante sucesión de sketches inconexos con un solo lema en común: a ver quién la dice más gorda. En la era de Internet, donde lo más zafio y degradante (y real) se halla a un estúpido clic de distancia de nuestros confortables hogares, debe ser complicado provocar algo más allá de una indiferencia minada de estentóreos ataques de incomprensión. Aunque la cosa tiene su miga, porque cuenta la leyenda que este sinsentido tiene su origen en una loca noche de borrachera en la que esos descerebrados que son los Farrelly convencieron a Hugh Jackman (cualquiera sabe cómo) para que firmara un contrato sin saber qué diablos sería. No sé si será verdad, pero tiene sentido que si grandes estrellas de Hollywood como Richard Gere, Kate Winslet, Naomi Watts, Uma Thurman, Halle Berry o Dennis Quaid (por citar algunos) se han adherido a una idiotez como ésta lo hayan hecho picando algún ingenioso anzuelo... En fin, la película tiene poca gracia porque su inventiva consiste en un humor grosero, cuando no directamente escatológico, y me niego a reproducir aquí algunos momentos francamente bochornosos. Si acaso, tenía su gracia el segmento de la imagen, donde el pobre Robin se las verá canutas para ligar con Supergirl por culpa de quién creen ustedes... En fin, que es muy mala y si gana será un premio absolutamente merecido. Hala.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!