viernes, 14 de septiembre de 2012

Ozu en Viernes #21



BANSHUN (PRIMAVERA TARDÍA) es una de las películas más evocadoras y etéreas de toda la filmografía de Yasujiro Ozu; pareciera quedar suspendida en un recuerdo lejano más que intentar aleccionar sobre conducta alguna. Es la historia de un señor viudo (otro) y su hija, de los esfuerzos del primero por encontrarle un marido adecuado y las reticencias de la segunda a dejar el nido familiar, aunque por motivos muy diferentes a los que tan acostumbrados estamos actualmente. A la hija, despojada de cualquier egoísmo, le preocupa que su padre quede desatendido, lo cual no es más que un acto de soberbia inconsciente y recubierta de amor incondicional. No es, ya digo, la "historia en sí", sino la personalísima cadencia con la que Ozu va filmando una cotidianidad que está próxima a desaparecer. La hija, una resplandeciente Setsuko Hara, conoce a un allegado a su padre, da un paseo con él, charla, sonríen... Un poco más tarde, parece claro que el joven es el candidato ideal, pero ella explica entre sonrisas que ya está comprometido y además con su mejor amiga. Su padre, un sobrio Chishu Ryu, le deja claro que no debe preocuparse por él, y que su tía le ha encontrado el novio ideal, incluso parecido a Gary Cooper... El resto es una función Kabuki, tras la que el padre tendrá que convencer a su hija definitivamente y la ardua toma de conciencia de ésta de lo que no es más que ley de vida. Las imágenes de BANSHUN se desplazan con suavidad ante nosotros, no hay prisa, tenemos una vida para reflexionar. Sobre nosotros; sobre los otros. Y al final, es el padre, corvado ante una manzana, quien vacila. El ciclo de la vida. Quizá lo más difícil de filmar en el cine.
Y la semana que viene, más.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!