martes, 4 de septiembre de 2012

La memoria asfixiada



Otra desaparición, otra. Esta vez la actriz Lina Canalejas, puede que no tan conocida del gran público, primordialmente una secundaria solvente y de gran enraizamiento clásico y que desdobló su trabajo entre los escenarios y los platós a lo largo de casi cinco décadas. Inmediatamente de conocer la noticia, me acordé de una película en la que esta actriz tenía un peso importante. Se trata de LA PRIMA ANGÉLICA, de Carlos Saura; una inclasificable inmersión en los peligros de la memoria en clave franquista y trufado de constantes obsesiones sentimentales en mitad de aquellos tiempos de represión. José Luis López Vázquez, en uno de sus papeles más contenidos y matizados, es Luis/Luisito, que ha vuelto de Barcelona para quedarse con los restos del entierro de su madre; Luis es Luis cuando el tándem Saura/Azcona (brillantísima su simbiosis creadora) quiere tenernos en un presente que siempre parece a punto de desvanecerse cuando los recuerdos empiezan a inundarlo todo. Es el momento de Luisito, el niño de padres republicanos, que ha de quedarse con sus tíos, falangistas, cuando la guerra estalla; que empequeñece ante las sórdidas recomendaciones de los curas; que está secretamente enamorado de su prima Angélica, con un amor puro e impermeable al paso del tiempo. Luis vuelve, su amor nunca se ha ido, y esto sirve a Saura para filmar sin rencor, porque LA PRIMA ANGÉLICA no es tanto el enésimo panfleto antifranquista como una amarga denuncia sobre los sentimientos arrebatados a quienes no les estaba permitido siquiera tener alguna posibilidad de ser sincero. Es un film sobre el tiempo, su paso implacable con esa pátina de sueño o de fiebre; y es, finalmente, un más que certero intento de dejar la trillada vía de la invocación nostálgica para adentrarse en terrenos más propios del psicologismo noreuropeo. O dicho de otra manera, mostrar las secuelas del crimen para llegar hasta el criminal. Magnífica.
Saludos de mis primos.







... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!