martes, 24 de abril de 2012

Barbos en remojo



Con M. Night Shyamalan lo tengo meridianamente claro, nada de medias tintas ni dobleces innecesarias; empezando por asumir que lo suyo es cine de entretenimiento del de toda la vida, y el que quiera buscar otra cosa que se aburra con Malick, que para eso está. Tengo claro cuáles son sus películas que me ponen mucho y cuáles las que me dan dolor de cabeza, y más o menos la cosa está al 50%, y de momento el sentimiento se mantiene igual de radical, sin títulos que me provoquen bostezos de indiferencia. Y LADY IN THE WATER es, con toda seguridad, la tercera película suya que más me gusta; primero porque no me la espero, no sé por dónde va a ir, y eso a estas alturas es realmente impagable; pero también porque (y creo que ahí está la clave de que haya gustado muchísimo más en Europa que en América) contiene varias cargas de profundidad directamente contra la crítica más pacata y anquilosada, la que (ellos sí) bosteza ante una amalgama de imágenes que apenas les interesa, pero que les llena los bolsillos sólo por ejercer de césares contemporáneos, pastor de rebaños más bien. Intuyo que a Shyamalan le deben exasperar pocas cosas, pero que una de ellas es lo sesgadamente que se suele criticar unos trabajos, los suyos, en los que tanto cariño y dedicación pone; esto es inevitable, pero no ocurre lo mismo con directores aún más aburguesados que él (Ridley Scott, por ejemplo). Y es que LADY IN THE WATER, aun suavizando bastante las pocas aristas que el director norteamericano se permite, se sirve del delicado cuento de hadas, sirenas y demás hierbas para trigonometrizar un complejo microcosmos en torno a esa enigmática piscina; sea porque me fascinan esos residenciales típicamente americanos, por el insólito y encantador "monstruo" encarnado por Bryce Dallas Howard, el excepcional (excepcional, con todas las letras) papel que Paul Giamatti hace oscilar de la panoplia decadente a una improbable heroicidad repleta de dignidad, o por esa famosa escena con el crítico de cine (una de mis escenas favoritas ya para siempre), he aquí una película del nuevo milenio, delas pocas que se puedan llamar así sin salirse de su condición comercial y sin negarse a sí misma. Para acabar, un entretenimiento que tiene terror, aventuras, intriga, risas inteligentes, poca escatología y un punto a su favor, para mí un puntazo, y es que no hablaba de la crisis (cumple seis años), sino que la asume y se inviste de la misma sin muchos remilgos. Si no les gustó en su momento, es un buen ídem para revisarla.
Saludos con floculante.

4 comentarios:

ricard dijo...

Pues me parece muy bien que reivindiques un título tan incomprendido. Saludos.

dvd dijo...

Esa es la palabra; se trata de una película totalmente incomprendida, pero sólo porque es escuchar "Shyamalan" y ya estamos predispuestos a "algo"...

Mister Lombreeze dijo...

No comparto vuestra filia por esta peli. No me gusta. Es tontorrona.

dvd dijo...

Vaya por dios...

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!