viernes, 13 de abril de 2012

Ozu en Viernes #1


Comienza hoy aquí un largo recorrido por la filmografía del director japonés Yasujiro Ozu. Una cita cada Viernes que nos llevará desde su época muda hasta su último film en un color que durante tanto tiempo logró postergar, al igual que le ocurriría al tener que incorporar sonido ¿Y por qué Ozu? Bien, aparte de que durante casi cuatro años lo he mantenido inédito (y sé que no merezco perdón) y de que es absolutamente injustificable e inexplicable el ostracismo que su excelente y abundante obra sigue teniendo en nuestro país, donde se puede afirmar que Ozu no pasa de mero capricho exquisito de cinéfilos y coleccionistas, básicamente debo decir que el primer supermonográfico exclusivamente dedicado a un director se sostiene por la magnífica calidad de su obra. Y empezando por el principio, y aunque en su etapa muda existan varios títulos que son casi imposibles de conseguir, cuando no han desaparecido por completo, uno de sus films más elaborados de dicha etapa fue SONO YO NO TSUMA (LA MUJER DE ESA NOCHE), un extrañísimo cruce de géneros que tanto bebía del cine de gangsters, como del melodrama más desaforado y donde se cuenta con una encomiable economía de recursos la desesperación de un hombre que decide robar un banco al no contar con los recursos suficientes para curar a su hija, gravemente enferma. Lo que comienza como una típica historia de su tiempo (1930), con no pocos guiños a Hollywood, sobre todo con la disposición policial que se despliega para atraparle o su claustrofóbica continuación, que se desarrollará ya íntegramente en el miserable cuartucho donde su abnegada esposa espera con inquietud el regreso de su acosado marido. Todo se desmandará cuando un desalmado oficial dé con su paradero y amenace a la mujer si su marido no se entrega inmediatamente. LA MUJER DE ESA NOCHE, aun con todas las urgencias de tener que condensar una historia mucho más compleja de lo que pudiera parecer en apenas una hora, no es un mal ejemplo para introducirnos en el fascinante cine de uno de los grandes maestros clásicos. Continuará.
Saludos.


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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

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