lunes, 28 de abril de 2008

Un mono, una piedra y un niño

Se han dicho tantas y tan diferentes explicaciones sobre 2001: A SPACE ODISSEY, que resulta un poco cansino ¿no les parece? Yo, personalmente, prefiero dividir la película en cuatro partes (en vez de tres, como hizo Kubrick), y no hacerlas interactuar demasiado, porque la empanada puede adquirir dimensiones colosales.
La de los monos, pese a tener una fuerza visual fuera de lo normal, no me interesa demasiado. A estas alturas, que no somos inteligentes gracias a las teorías darwinianas debe haber supuesto un alivio para más de una lumbrera olvidada del pleistoceno.
La de la piedra, que deja in albis tanto o más que la anterior, sólo sirve para mostrar las bondades de la maquetación británica de la era pop y, de paso, aburrir a las vacas con una serie de naves bailando el vals. Insisto, hallazgos visuales pero en cuanto a chicha ná de ná.
La del niño (he preferido omitir la palabra feto por motivos que mis adjuntos entenderán), precedida por el equivalente a una sobredosis de ácido de varios e interminables minutos, ni dice ni deja de decir, poética visual de un maestro en su ansia de perfeccionismo.
No me gustaría que se me entendiera mal, se trata de una de las obras cumbre del cine, pero su "ascetismo" hace tiempo que ha caducado.
Non preocupare, he reservado lo mejor para el final. El monólogo más terrorífico que se haya filmado jamás; un círculo en imagen fija que vale por todo lo que se ha comentado con anterioridad. Una disertación profunda sobre el significado de la palabra HUMANIDAD, un suspense malsano que dilata la raquítica línea argumental y que deja asfixiado al espectador, que sólo puede consumir los últimos y alucinados minutos que quedan con la sensación de que hay demasiadas cosas que no sabemos de nosotros mismos.
En resumen, sigue siendo una obra mítica pero en ningún caso la mejor de su director, al que seguiremos reivindicando infatigablemente como uno de los pocos casos de comunión entre cine e intelectualidad.
Por cierto, hablando de reivindicaciones, lanzo a los amigos indéfilos la propuesta de rescatar la injustamente apartada música original de Alex North, que por lo que se ve no le hizo mucha gracia al señor Kubrick.
Monolíticos saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!