lunes, 1 de marzo de 2021

Impecable martirologio


 

Y si la tontería de ayer era apenas eso, una tontería, hoy sí traemos un interesante retrato sobre una psique desbordada en una locura siniestramente agazapada tras un fanatismo que parece de otro tiempo. En SAINT MAUD, ópera prima de Rose Glass, la línea que separa lo real y lo alucinatorio responde a una intención noble, pero de consecuencias catastróficas. Maud era enfermera en un hospital, pero fue expulsada tras un controvertido suceso, y ahora se dedica al cuidado privado. El film, que no desaprovecha ni un segundo de sus escuetos 80 minutos, muestra a Maud cuidando a Amanda, que fue una exitosa bailarina y ahora espera pacientemente la muerte, enferma de cáncer terminal. Aun siendo una película corta, el ecosistema conformado por Glass se dispara en varias direcciones, dos fundamentalmente; siendo éstas la inmersión en esa personalidad desquiciada, obsesionada con llevar a cabo una religiosidad ultraortodoxa, y el posterior derrumbamiento emocional en la duda, igual de extrema, y la imposibilidad de soportar un nuevo rechazo. SAINT MAUD es un film de terror sólo a través de las visiones de esta mujer, cuya realidad está cada vez más alejada, aunque termina siendo más importante ese conflicto interior, que en último término nos pregunta qué diferencia hay entre el "ángel" que nos salva y el "demonio" que nos condena. Buen trabajo interpretativo a cargo de la joven Morfydd Clark y la ya veterana Jennifer Ehle, cuya solvencia tampoco necesitaba tanta truculencia intrínseca. 
Muy interesante debut, de todas formas, y nombre a seguir.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!