miércoles, 3 de junio de 2020

Detentores de la moral



Nadie se refiere ya a la moral, no interesa. La moral no se ve ni se toca, pero sus consecuencias son permanentes, sobre todo en caso de que se tenga conciencia. En AU COEUR DU MENSONGE, de 1999, Chabrol volvía por sus fueros, diseccionando una serie de conductas para elaborar una crítica social de la que casi nadie sale indemne. El brutal asesinato de una niña, en una pequeña ciudad de provincias, dispara las sospechas, acumuladas por una inspectora de policía que va descubriendo todos los oscuros secretos de una comunidad cerrada sobre sí misma. Al principio son todos sospechosos, desde un pintor tullido hasta un escritor frívolo y solterón; el problema sobreviene al destaparse los mencionados secretos. Odios, envidias e infidelidades, que señalan a unos y seguidamente los absuelven, aunque por el camino nos quede el hedor de unos pecados que sólo pueden tapar otros mayores.
Está bien dirigida e interpretada, pero podría haber dado bastante más de sí.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!