sábado, 20 de junio de 2020

Sentimientos reflejados



THE GIFT OF LOVE, de 1958, es uno de esos títulos, aparentemente anodinos y casi relegados a un oscuro fondo de catálogo, que sin embargo he revisado periódicamente, arrastrado por un extraño influjo, en este caso difícil de sostener como argumentación. Se trata de un típico melodrama de la época, y que ni siquiera era una historia original, ya que ya había sido llevada al cine una década antes. Debe ser por el suicidio formal en su estructura, que a toda prisa empareja a una arrebatadora Lauren Bacall y un desharrapado Robert Stack, pero de una forma que no les corresponde, porque ella es la secretaria de un doctor y él un genio de la física. Son felices casi de una manera vergonzosa, y las imágenes de Negulesco, apoyadas en una impersonal fotografía de Milton R. Krasner, rezuman tanta miel que a menudo ya nos preguntamos si no nos están tomando el pelo. Redondeando, la pareja decide adoptar a la niña más repipi de un orfanato, que por añadidura emite unos relinchos insoportables, porque cree que es un caballo. Y por si fuera poco, resulta que a ella le diagnostican una dolencia cardíaca que amenaza con una muerte prematura; todo ello con Stack en plan "genio en las nubes" y la niña trotando por ahí. Increíblemente, la historia no se derrumba, sino que se encamina a un desenlace repleto de emotividad, como si todos los personajes descubrieran de repente que sólo van a tenerse unos a otros. Yo he mantenido una teoría, que tras el cuarto visionado creo que es aún más firme: Aquí puede hallarse un potente detonante de la imaginería lynchiana, sólo hay que saber dónde y cómo mirar.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!