lunes, 29 de junio de 2020

Compartimentos estancos



Parece difícil estropear una película como BAD TIMES AT THE EL ROYALE, pero es lo que tiene jugar en el alambre de lo verosímil, y mucho más si hay referencias tan sumamente obvias. Un nombre viene a la cabeza inmediatamente: Tarantino. No pasa nada, es, de lejos, el cineasta más copiado de los últimos 25 años; por eso hay que tratarlo con cierta distancia y descreimiento, y la cosa se va poniendo peor si se le imita desde la reverencia circunspecta. Sin ser, ni mucho menos, una mala película, Drew Goddard comete varios errores, unos perdonables, pero otros lastran el resultado final y la dejan como cine correcto, entretenido, pero sin genio. Hay personajes que parecen capitales, para desaparecer sin que su rastro sea lo suficientemente aromático; la excusa de las habitaciones con "espejos espía" hubiese dado para todo lo retorcido que el guionista y director hubiese imaginado, pero tampoco queda como aparato fundamental. Pero lo más discutible es la sensación de que todo ha de encajar por sus santos cojones, convirtiendo el magistral uso de Tarantino del elemento sorpresa en un puñado de ocurrencias, unas más acertadas que otras, pero que parecen haber ido surgiendo por generación espontánea. En el haber, algunas interpretaciones de altura, sobre todo Jeff Bridges, cuya historia no necesitaba de tanto recochineo; o Jon Hamm, aunque, ya digo, parece que tenía una serie de minutos contratados tan solo. En su afán de compartimentarlo todo, Goddard se olvida de engrasar la maquinaria y hacer fluir el contenido, porque no hay aquí rastro de aquella gozosa inventiva de LA CABAÑA EN EL BOSQUE, o a lo mejor es que el salto a unas emociones más serias precisa de mayor rigor argumental.
Por cierto, ¿soy el único al que el personaje de Chris Hemsworth le parece directamente ridículo?...
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!